Como hemos expuesto en otro de los artículos ya publicados en este blog, (El desequilibrio de la personalidad del hombre actual), antes de poder realizar en nosotros el hombre consciente u Hombre nº 5, que es el primer exponente de este tipo de hombre, (consciente) debemos realizar en nosotros el Hombre Equilibrado, es decir el equilibrio entre las partes representadas en nosotros por los Hombres nº 1, nº 2 y nº 3. Este hombre Equilibrado es representado por el Hombre Nº 4 en el diagrama de clasificación de los tipos de Hombre en relación con la Conciencia.
En el diagrama o clasificación de las siete categorías de Hombre el Hombre Nº 4 u Hombre Equilibrado representa y es el puente entre la Humanidad Mecánica (Hombres nº 1, nº 2 y nº 3 que se corresponden, respectivamente, con el Centro Instintivo-Motor, el Centro Emocional y el Centro Mental inferior) y la Humanidad Consciente, con lo cual, el Hombre Nº 4, adquiere una enorme importancia como paso ineludible hacia la Consciencia. Estamos obligados a realizar en nosotros el Hombre Nº 4 si queremos conseguir más tarde un desarrollo superior.
De este modo, al principio, todo el Trabajo está dirigido a la consecución del Hombre Equilibrado. Este Hombre está ya por encima del vivir mecánico de la vida, está abierto para encarar la tarea de vivir conscientemente. Fuimos creados para llegar a ser conscientes y alcanzar el grado de conciencia mínima indispensable que nos acerque al Círculo de la Humanidad Consciente. El Hombre Nº 4 es ya un logro que no puede compararse a nada de lo que nos puede ofrecer la vida.
El acceder al Tercer estado de Consciencia que es producto del Recuerdo de Sí (ser consciente al mismo tiempo de nosotros mismos y de lo que estamos haciendo o de quien está relacionándose con nosotros), nos haría ser consciente de que la vida auténtica está por encima de nosotros y no detrás ni delante de nosotros. Esto último representa el estado de sueño que nos hace pensar que nuestra vida, según cambien las circunstancias, nos va a hacer ser felices o bien que no somos felices porque nuestro pasado nos condujo a la situación en que estamos. Nada más lejos de la realidad. La vida auténtica está ahora mismo aquí, con nosotros, sólo que está en un nivel más alto de nuestra consciencia que depende del estar presente a nosotros mismos y a la situación; que depende del poder del ahora vivido conscientemente. Es el Recuerdo de Sí del cual estamos hablando.
Por tanto el esperar cambios interiores de las circunstancias exteriores es ilusión que fomentan en nosotros todos los elementos de la vida que nos usan y sumergen en el sueño. El pensar que nuestra felicidad auténtica depende del cambio de circunstancias o del tiempo -ambos factores representan la dimensión horizontal- es el engaño sempiterno de la vida que nos usa y agota inútilmente. Todo lo verdaderamente valioso depende del nivel de consciencia. Se trata, en suma, más de un sentimiento profundo que de un conocimiento, es decir, aquí incide con una gran fuerza el llamado Centro Emocional Superior que puede llevarnos a intuiciones y momentos sublimes de comprensión y de gozo.
Existe una escala vertical de estados de consciencia que nos traslada, según nuestro esfuerzo en el Trabajo, por encima o por debajo del lugar que ocupamos en este mismo momento en esta dimensión vertical de la consciencia. Se trata de estados interiores. Pensamos en los días anteriores a nuestro hoy en función del tiempo -pasado, presente y futuro-, no en función de nuestros estados interiores en aquellos días. No pensamos que ayer, por ejemplo, estuvimos en un estado de sueño bastante profundo o de olvido de sí mismo o de identificación. Es por esto que no tenemos una memoria de nuestros estados de consciencia que tan útil nos sería en el Trabajo. Adoramos el tiempo. Decimos que el tiempo es dinero. Empleamos nuestro tiempo en múltiples actividades que pueden ser lícitas dentro de nuestras tareas en la vida, pero nos olvidamos de la tarea más importante: encontrarnos a nosotros mismos, ser conscientes de nosotros mismos y de los demás y acceder a un tipo de felicidad y de equilibrio que nadie podrá quitarnos.
Sin embargo, todo lo que consideramos valioso exteriormente en la vida, al final es barrido por el tiempo. Por el contrario, los momentos de despertar o de consciencia que obtenemos con el trabajo deberíamos haberlos colocado en el lugar de nuestra memoria que está fuera del tiempo, dispuestos verticalmente en una escala de valores.
En el diagrama o clasificación de las siete categorías de Hombre el Hombre Nº 4 u Hombre Equilibrado representa y es el puente entre la Humanidad Mecánica (Hombres nº 1, nº 2 y nº 3 que se corresponden, respectivamente, con el Centro Instintivo-Motor, el Centro Emocional y el Centro Mental inferior) y la Humanidad Consciente, con lo cual, el Hombre Nº 4, adquiere una enorme importancia como paso ineludible hacia la Consciencia. Estamos obligados a realizar en nosotros el Hombre Nº 4 si queremos conseguir más tarde un desarrollo superior.
De este modo, al principio, todo el Trabajo está dirigido a la consecución del Hombre Equilibrado. Este Hombre está ya por encima del vivir mecánico de la vida, está abierto para encarar la tarea de vivir conscientemente. Fuimos creados para llegar a ser conscientes y alcanzar el grado de conciencia mínima indispensable que nos acerque al Círculo de la Humanidad Consciente. El Hombre Nº 4 es ya un logro que no puede compararse a nada de lo que nos puede ofrecer la vida.
El acceder al Tercer estado de Consciencia que es producto del Recuerdo de Sí (ser consciente al mismo tiempo de nosotros mismos y de lo que estamos haciendo o de quien está relacionándose con nosotros), nos haría ser consciente de que la vida auténtica está por encima de nosotros y no detrás ni delante de nosotros. Esto último representa el estado de sueño que nos hace pensar que nuestra vida, según cambien las circunstancias, nos va a hacer ser felices o bien que no somos felices porque nuestro pasado nos condujo a la situación en que estamos. Nada más lejos de la realidad. La vida auténtica está ahora mismo aquí, con nosotros, sólo que está en un nivel más alto de nuestra consciencia que depende del estar presente a nosotros mismos y a la situación; que depende del poder del ahora vivido conscientemente. Es el Recuerdo de Sí del cual estamos hablando.
Por tanto el esperar cambios interiores de las circunstancias exteriores es ilusión que fomentan en nosotros todos los elementos de la vida que nos usan y sumergen en el sueño. El pensar que nuestra felicidad auténtica depende del cambio de circunstancias o del tiempo -ambos factores representan la dimensión horizontal- es el engaño sempiterno de la vida que nos usa y agota inútilmente. Todo lo verdaderamente valioso depende del nivel de consciencia. Se trata, en suma, más de un sentimiento profundo que de un conocimiento, es decir, aquí incide con una gran fuerza el llamado Centro Emocional Superior que puede llevarnos a intuiciones y momentos sublimes de comprensión y de gozo.
Existe una escala vertical de estados de consciencia que nos traslada, según nuestro esfuerzo en el Trabajo, por encima o por debajo del lugar que ocupamos en este mismo momento en esta dimensión vertical de la consciencia. Se trata de estados interiores. Pensamos en los días anteriores a nuestro hoy en función del tiempo -pasado, presente y futuro-, no en función de nuestros estados interiores en aquellos días. No pensamos que ayer, por ejemplo, estuvimos en un estado de sueño bastante profundo o de olvido de sí mismo o de identificación. Es por esto que no tenemos una memoria de nuestros estados de consciencia que tan útil nos sería en el Trabajo. Adoramos el tiempo. Decimos que el tiempo es dinero. Empleamos nuestro tiempo en múltiples actividades que pueden ser lícitas dentro de nuestras tareas en la vida, pero nos olvidamos de la tarea más importante: encontrarnos a nosotros mismos, ser conscientes de nosotros mismos y de los demás y acceder a un tipo de felicidad y de equilibrio que nadie podrá quitarnos.
Sin embargo, todo lo que consideramos valioso exteriormente en la vida, al final es barrido por el tiempo. Por el contrario, los momentos de despertar o de consciencia que obtenemos con el trabajo deberíamos haberlos colocado en el lugar de nuestra memoria que está fuera del tiempo, dispuestos verticalmente en una escala de valores.
¿Qué clase de conciencia tiene el Hombre Equilibrado? Se trata de una conciencia no unilateral. Su autoconciencia debe haberse ensanchado, es decir, el "sentimiento de sí mismo" debe haberse desplazado de su posición en la personalidad, en la imaginación, en los topes, en las identificaciones, los resentimientos, en el llevar cuentas de lo que otros no hacen, en el imaginar problemas futuros constantemente, etc. y un nuevo sentimiento de sí ha debido ocupado su lugar. Ha debido llegar a ser más consciente de lo positivo y negativo que hay en él y que no había admitido completamente o había negado. Viendo en sí mismo muchas de las culpas que achaca a los otros, sus sentimientos hacia los otros cambiarán.
La vida ya no tendrá para él el mismo significado. Si ha cambiado de verdad no puede seguir siendo el mismo. Parece absurdo pero es lo que muchos se imaginan: haber cambiado. El Hombre Equilibrado no puede seguir siendo el mismo de antes. En este sentido, lamentar el pasado, buscar la conmiseración de los demás, son actos equivocados desde el punto de vista de la consciencia a que accede el Hombre Equilibrado. Al cambiar el nivel de ser cambia nuestro sabor interior, nuestro paladar emocional e intelectivo; se descubren nuevos sabores, más finos y sutiles. El identificarse con todo y con todos perdiendo el Recuerdo de Sí (otra cosa es la consideración externa, es decir, considerar amorosa y respetuosamente a los demás como a nosotros mismos) va desapareciendo poco a poco con el Tercer Estado de Conciencia o Recuerdo de Sí. Esto supone una purificación del Centro Emocional y, por lo tanto, de los diferentes sentimientos.
De este modo el Hombre Equilibrado está libre de los sentimientos y emociones que atormentan continuamente al Hombre Nº 1, 2 y 3, aunque estos tres tipos de Hombres parezcan gustar de ellos a veces. Mediante la auto-observación, mediante el Recuerdo de Sí y el no achacar a los otros lo que nos sucede sino a nosotros mismos, el Hombre de los tipos 1, 2 y 3 se va convirtiendo en una diferente clase de hombre designado en este sistema como Hombre Nº 4.
Debemos ser capaces en este Camino de reflexionar concentradamente en todos estos extremos con atención e interés. Reflexionar sobre la naturaleza del Hombre Equilibrado y sobre nuestra propia situación, comparándolas. Por medio de esta comparación nos daremos cuenta de lo que es necesario estimar y de los puntos donde especialmente hemos de trabajar, cada uno, sobre nuestro sí mismo. Hemos de pedir también el lograr este estado de conciencia representado por el Hombre Nº 4 u Hombre Equilibrado. La Naturaleza del Ser Superior es tal que nos concede en la medida de nuestro esfuerzo y de nuestra petición.
1 comentarios:
"Sentir una alegría que no procede de algo ajeno a mí, sino de contemplar la belleza que hay en mi interior"
Sin tantos mecanismos clasificadores ni explicatorios; a la mente le encantan, claro está, pero el sentimiento no los necesita
Bueno, es una opinión; y conste que no dudo de la eficacia del Eneagrama como una herramienta para trabajar
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