Me gustaría comentar en esta ocasión otro aspecto del Trabajo. El concerniente a las influencias que inciden sobre el hombre en esta vida.
Para situarnos en la comprensión de las influencias sobre el hombre que el Trabajo clasifica como Influencias A, B y C, lo primero que hay que preguntarse es ¿Qué significa el Cuarto Camino?
Hemos hablado sobre la lucha contra la identificación en un artículo anterior. Igualmente podríamos tratar sobre otros aspectos del Trabajo como el referente a los estados negativos que tanto daño hace al hombre. Pensemos, por ejemplo, en la enorme extensión con características de auténtica pandemia que está tomando la depresión con sus diversos estados negativos y consecuencias de todo tipo, laborales, familiares, de salud, espirituales, etc.
Otros aspectos de los que me gustaría comentar algo en futuros artículos son, por ejemplo, los de la imaginación y la justificación de sí mismo, por citar algunos de los que son formas de mentira en el hombre que hacen que no pueda aflorar el Yo Real.
Forma todo ello parte de la observación de sí y de la lucha contra la falsa personalidad y todas sus desagradables manifestaciones.
El trabajo es un sistema perfectamente organizado y trabado en todas sus partes. Todas se relacionan íntimamente con las demás. Todas están perfectamente relacionadas de modo que, en el aspecto del conocimiento, no podemos conocer el Trabajo si no conocemos todas sus partes y las comprendemos en todas sus diversas relaciones. Cada parte se comprende plenamente sólo si se comprende el resto en relación con ella. Es como observar un cuadro. Un detalle del mismo, sólo adquiere sentido dentro del todo del cuadro.
Por otra parte, el aspecto de lucha y esfuerzo consigo mismo que representa el aspecto del ser o práctica del trabajo, es también necesario para ayudar a la comprensión. Pero sobre todo, es necesario porque el conocimiento sólo es inoperante. El Trabajo es esfuerzo continuo para engrandecer nuestra consciencia y llegar al Yo Real.
En este sentido, el trabajo es como un organismo viviente. Tomemos como ejemplo el cuerpo. Un buen médico será aquel que comprende el cuerpo humano en todas sus partes y en todas las relaciones de cada parte con las demás.
Si alguien ha comprendido algo, por ejemplo, sobre el concepto de “estar dormidos” en la vida que tanto emplea el Trabajo, deberá comprender también qué es el “despertar”y para comprender el despertar deberá conocer que existen en el Trabajo diversos estados de conciencia del 1 al 4 y, en relación con ello, los conceptos de humanidad mecánica y la clasificación del hombre en hombres nº 1, 2, 3, etc. hasta el hombre nº 7.
El verdadero conocimiento, por tanto, es un conocimiento de la parte en relación con el todo. El verdadero conocimiento es relativo en este sentido.
En relación con el conocimiento relativo, Afirma Maurice Nicoll:
“Apliquemos ahora lo que hemos dicho a una parte cualquiera del trabajo. Tomemos el ejemplo de la justificación de sí. Como es sabido, se dice, en conexión con el trabajo práctico sobre sí, que es necesario observar la justificación de sí. Pero si un hombre no ve por qué ha de observar la justificación de sí en él y trabaja en contra de ella, está haciendo algo que no tiene significado alguno para él, salvo que se le ordene hacerlo. Si tal es el caso, estará trabajando de la manera más externa posible. Lo que está haciendo será superficial, no estará realmente relacionado con él mediante un significado interior cualquiera. Trabajar de esta manera no es más que ofrecer un apoyo fingido al trabajo. Y, aun peor, lo puede hacer por amor al merecimiento, simplemente para decir que está trabajando, en especial si habla del trabajo. Y no verá que en la raíz misma del sentimiento de placer que le produce tal merecimiento, está la justificación de sí, la que sólo vigoriza la falsa personalidad, pues no tiene nada de verídico o de genuino en ella.” (M. Nicoll, Comentarios Psicológicos sobre las Enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky. Tomo I).
Pasemos a hablar del objeto de este artículo, las influencias A, B y C.
El trabajo afirma que existen en la vida, para empezar, dos clases de influencias claramente delimitadas que son llamadas respectivamente influencias A y B.
Las influencias A son creadas por la propia vida y sirven sólo a la vida orgánica y material sobre la Tierra. Son producto de lo que el Trabajo denomina humanidad mecánica, es decir, aquel tipo de hombres y mujeres que sólo se interesan por los negocios, el poder, o bien la ciencia, los deportes, o el disfrute y el lujo de todas clases. Pero no es el carácter de “buenas” o malas” de todas estas cosas lo que las hace ser influencias A, sino el que son producto de la vida.
Nos referimos a todas aquellas cosas de que se habla normalmente en cualquier medio de comunicación. Estas son Influencias A.
Evidentemente de todas estas cosas, las que son tomadas en su justa medida y son razonables sirven para algo: Desarrollan la Personalidad, la cual en el Trabajo se considera que debe estar perfectamente desarrollada y equilibrada en todos sus aspectos como ya enunciamos en el artículo sobre la Identificación.
El aspecto negativo viene cuando, con el paso del tiempo se desarrolla también lo que el Trabajo denomina Falsa Personalidad.
Sin embargo, en la vida existen también influencias de un tipo muy diferente son las llamadas influencias B. Estas no surgen de la vida ni tienen nada que ver con todos los intereses enunciados anteriormente. Tienen su origen fuera del círculo de la vida mecánica.
Se trata de las influencias que encontramos en todos los textos sagrados o en literatura religiosa de cualquier tipo de todas las épocas. A veces también en mitos, alegorías, etc.
Ello se debe a que, durante todas las edades de la humanidad, se ha estado dando la misma enseñanza, pero de forma alegórica a veces o mediante parábolas como enseñaba Jesús salvo a los discípulos íntimos.
Es decir, estas influencias B se han estado derramando de diferentes formas, con arreglo a las circunstancias y según la época y el pueblo o la raza a la cual se dirigía. Cambiaba en orden al nivel de desarrollo del ser de la gente, o, visto en su parte negativa, según la profundidad del sueño en que se encontraba el grupo humano a quien iba dirigida.
En este sentido volvemos a leer en la obra citada:
“Ahora bien, en la historia todos los rastros concernientes a la idea de que el hombre es capaz de alcanzar algo de incalculable valor, un tesoro que no puede ser estimado, a través del trabajo interior sobre sí, constituye lo que se denominan en este sistema las influencias B. Puesto que no se relacionan con la vida, su existencia en la vida es inexplicable a menos que comprendamos que son esenciales para la humanidad, a menos que la humanidad desee perecer en su totalidad en el odio y la destrucción, lo cual es una posibilidad que está muy cerca de nosotros. […]. Pero si alguien desea pedir un claro ejemplo de las influencias B que existen ahora en la vida, basta tomar como ejemplo el Nuevo Testamento, o más bien, los cuatro Evangelios, que sólo contienen la enseñanza de Cristo, y remitirse únicamente a las palabras escritas de Cristo. Es evidente que las ideas contenidas en esas palabras no son similares a las ideas pertenecientes a las influencias A —a los diarios— y evidentemente se refieren a algo diferente de los fines ordinarios y de los intereses de la vida, aunque, de modo sutil, tienen cierta relación con éstos.” (M. Nicoll, Comentarios Psicológicos sobre las Enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky. Tomo I).
De tal modo que todas estas enseñanzas no se refieren a la vida (influencias A) sino a la transformación de la vida y a la transformación de sí mimos en relación con los eventos de la vida y en relación con toda una serie de ideas completamente nuevas y bien trabadas que son las ideas del Trabajo (influencias B).
Es una enseñanza que siempre fue impartida de un modo u otro a todos aquellos capaces de comprensión con el objetivo de despertar al menos un destello de las emociones más sublimes (Centro emocional Superior) para ver el significado de la amplitud de la mente y de la profundidad del sueño que sufre la humanidad.
Pero ¿Qué son entonces las influencias C? Las influencias C son las que provienen directamente de los Seres Conscientes que están tratando de ayudar a la humanidad en la tarea de despertar.
Son precisamente las influencias C las que, al entrar dentro de la esfera de influencias de la vida, sufren una transformación y se convierten en influencias B. Esta transformación se realiza por el hecho de pasar al formato escrito, o de ser reformuladas racionalmente. Las influencias C, en su íntima naturaleza, son de un orden tan superior que sólo se podrían comunicar directamente de Maestro a Discípulo. Al quedar formuladas de algún modo y entrar en la vida se convierten en influencias B, las cuales pueden ser también de un enorme valor para el Trabajo.
Para situarnos en la comprensión de las influencias sobre el hombre que el Trabajo clasifica como Influencias A, B y C, lo primero que hay que preguntarse es ¿Qué significa el Cuarto Camino?
Hemos hablado sobre la lucha contra la identificación en un artículo anterior. Igualmente podríamos tratar sobre otros aspectos del Trabajo como el referente a los estados negativos que tanto daño hace al hombre. Pensemos, por ejemplo, en la enorme extensión con características de auténtica pandemia que está tomando la depresión con sus diversos estados negativos y consecuencias de todo tipo, laborales, familiares, de salud, espirituales, etc.
Otros aspectos de los que me gustaría comentar algo en futuros artículos son, por ejemplo, los de la imaginación y la justificación de sí mismo, por citar algunos de los que son formas de mentira en el hombre que hacen que no pueda aflorar el Yo Real.
Forma todo ello parte de la observación de sí y de la lucha contra la falsa personalidad y todas sus desagradables manifestaciones.
El trabajo es un sistema perfectamente organizado y trabado en todas sus partes. Todas se relacionan íntimamente con las demás. Todas están perfectamente relacionadas de modo que, en el aspecto del conocimiento, no podemos conocer el Trabajo si no conocemos todas sus partes y las comprendemos en todas sus diversas relaciones. Cada parte se comprende plenamente sólo si se comprende el resto en relación con ella. Es como observar un cuadro. Un detalle del mismo, sólo adquiere sentido dentro del todo del cuadro.
Por otra parte, el aspecto de lucha y esfuerzo consigo mismo que representa el aspecto del ser o práctica del trabajo, es también necesario para ayudar a la comprensión. Pero sobre todo, es necesario porque el conocimiento sólo es inoperante. El Trabajo es esfuerzo continuo para engrandecer nuestra consciencia y llegar al Yo Real.
En este sentido, el trabajo es como un organismo viviente. Tomemos como ejemplo el cuerpo. Un buen médico será aquel que comprende el cuerpo humano en todas sus partes y en todas las relaciones de cada parte con las demás.
Si alguien ha comprendido algo, por ejemplo, sobre el concepto de “estar dormidos” en la vida que tanto emplea el Trabajo, deberá comprender también qué es el “despertar”y para comprender el despertar deberá conocer que existen en el Trabajo diversos estados de conciencia del 1 al 4 y, en relación con ello, los conceptos de humanidad mecánica y la clasificación del hombre en hombres nº 1, 2, 3, etc. hasta el hombre nº 7.
El verdadero conocimiento, por tanto, es un conocimiento de la parte en relación con el todo. El verdadero conocimiento es relativo en este sentido.
En relación con el conocimiento relativo, Afirma Maurice Nicoll:
“Apliquemos ahora lo que hemos dicho a una parte cualquiera del trabajo. Tomemos el ejemplo de la justificación de sí. Como es sabido, se dice, en conexión con el trabajo práctico sobre sí, que es necesario observar la justificación de sí. Pero si un hombre no ve por qué ha de observar la justificación de sí en él y trabaja en contra de ella, está haciendo algo que no tiene significado alguno para él, salvo que se le ordene hacerlo. Si tal es el caso, estará trabajando de la manera más externa posible. Lo que está haciendo será superficial, no estará realmente relacionado con él mediante un significado interior cualquiera. Trabajar de esta manera no es más que ofrecer un apoyo fingido al trabajo. Y, aun peor, lo puede hacer por amor al merecimiento, simplemente para decir que está trabajando, en especial si habla del trabajo. Y no verá que en la raíz misma del sentimiento de placer que le produce tal merecimiento, está la justificación de sí, la que sólo vigoriza la falsa personalidad, pues no tiene nada de verídico o de genuino en ella.” (M. Nicoll, Comentarios Psicológicos sobre las Enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky. Tomo I).
Pasemos a hablar del objeto de este artículo, las influencias A, B y C.
El trabajo afirma que existen en la vida, para empezar, dos clases de influencias claramente delimitadas que son llamadas respectivamente influencias A y B.
Las influencias A son creadas por la propia vida y sirven sólo a la vida orgánica y material sobre la Tierra. Son producto de lo que el Trabajo denomina humanidad mecánica, es decir, aquel tipo de hombres y mujeres que sólo se interesan por los negocios, el poder, o bien la ciencia, los deportes, o el disfrute y el lujo de todas clases. Pero no es el carácter de “buenas” o malas” de todas estas cosas lo que las hace ser influencias A, sino el que son producto de la vida.
Nos referimos a todas aquellas cosas de que se habla normalmente en cualquier medio de comunicación. Estas son Influencias A.
Evidentemente de todas estas cosas, las que son tomadas en su justa medida y son razonables sirven para algo: Desarrollan la Personalidad, la cual en el Trabajo se considera que debe estar perfectamente desarrollada y equilibrada en todos sus aspectos como ya enunciamos en el artículo sobre la Identificación.
El aspecto negativo viene cuando, con el paso del tiempo se desarrolla también lo que el Trabajo denomina Falsa Personalidad.
Sin embargo, en la vida existen también influencias de un tipo muy diferente son las llamadas influencias B. Estas no surgen de la vida ni tienen nada que ver con todos los intereses enunciados anteriormente. Tienen su origen fuera del círculo de la vida mecánica.
Se trata de las influencias que encontramos en todos los textos sagrados o en literatura religiosa de cualquier tipo de todas las épocas. A veces también en mitos, alegorías, etc.
Ello se debe a que, durante todas las edades de la humanidad, se ha estado dando la misma enseñanza, pero de forma alegórica a veces o mediante parábolas como enseñaba Jesús salvo a los discípulos íntimos.
Es decir, estas influencias B se han estado derramando de diferentes formas, con arreglo a las circunstancias y según la época y el pueblo o la raza a la cual se dirigía. Cambiaba en orden al nivel de desarrollo del ser de la gente, o, visto en su parte negativa, según la profundidad del sueño en que se encontraba el grupo humano a quien iba dirigida.
En este sentido volvemos a leer en la obra citada:
“Ahora bien, en la historia todos los rastros concernientes a la idea de que el hombre es capaz de alcanzar algo de incalculable valor, un tesoro que no puede ser estimado, a través del trabajo interior sobre sí, constituye lo que se denominan en este sistema las influencias B. Puesto que no se relacionan con la vida, su existencia en la vida es inexplicable a menos que comprendamos que son esenciales para la humanidad, a menos que la humanidad desee perecer en su totalidad en el odio y la destrucción, lo cual es una posibilidad que está muy cerca de nosotros. […]. Pero si alguien desea pedir un claro ejemplo de las influencias B que existen ahora en la vida, basta tomar como ejemplo el Nuevo Testamento, o más bien, los cuatro Evangelios, que sólo contienen la enseñanza de Cristo, y remitirse únicamente a las palabras escritas de Cristo. Es evidente que las ideas contenidas en esas palabras no son similares a las ideas pertenecientes a las influencias A —a los diarios— y evidentemente se refieren a algo diferente de los fines ordinarios y de los intereses de la vida, aunque, de modo sutil, tienen cierta relación con éstos.” (M. Nicoll, Comentarios Psicológicos sobre las Enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky. Tomo I).
De tal modo que todas estas enseñanzas no se refieren a la vida (influencias A) sino a la transformación de la vida y a la transformación de sí mimos en relación con los eventos de la vida y en relación con toda una serie de ideas completamente nuevas y bien trabadas que son las ideas del Trabajo (influencias B).
Es una enseñanza que siempre fue impartida de un modo u otro a todos aquellos capaces de comprensión con el objetivo de despertar al menos un destello de las emociones más sublimes (Centro emocional Superior) para ver el significado de la amplitud de la mente y de la profundidad del sueño que sufre la humanidad.
Pero ¿Qué son entonces las influencias C? Las influencias C son las que provienen directamente de los Seres Conscientes que están tratando de ayudar a la humanidad en la tarea de despertar.
Son precisamente las influencias C las que, al entrar dentro de la esfera de influencias de la vida, sufren una transformación y se convierten en influencias B. Esta transformación se realiza por el hecho de pasar al formato escrito, o de ser reformuladas racionalmente. Las influencias C, en su íntima naturaleza, son de un orden tan superior que sólo se podrían comunicar directamente de Maestro a Discípulo. Al quedar formuladas de algún modo y entrar en la vida se convierten en influencias B, las cuales pueden ser también de un enorme valor para el Trabajo.
0 comentarios:
Publicar un comentario